11 marzo 2008

La relatividad del tiempo

La verdad, es que hay que ver qué rápido pasa el tiempo. En menos de una semana se acaba ya mi estancia en Edimburgo. He de confesar que si bien en otros sitios que he vivido nunca he estado realmente seguro de que no volvería por ahí... Edimburgo me hace sentir como que volveré alguna vez pero sólo como turista. No veo por ningún lugar que mis pasos me vuelvan a encaminar a esta ciudad nuevamente como habitante de ella, o de su periferia. Si alguien me preguntara por la posibilidad de venirse a vivir aquí, no es una de esas ciudades en las que diría automáticamente "ni de coña". Esta ciudad tiene su propio glamour, su encanto victoriano respirando en cada esquina, sus pequeños rincones que disfrutar paseando por ella. Claro, que a dicho interlocutor que me pregunte por venirse a vivir aquí, jamás le aconsejaría el invierno, 100% depresivo con sus anocheceres tempranos, la nieve, la lluvia continua.... Es ahora, con la cercanía de la primavera, que la ciudad va ganando en encanto. Perderse con la cámara de fotos es un lujo, hay miles de espacios que fotografiar, pequeñas escenas en cada esquina y una vida noctura que, aunque corta comparada con España, es intensa en momentos "no me puedo pasar que esto esté ocurriendo".

Estas últimas semanas están siendo un poco raras. Tengo unas ganas tremendas de volver pero no realmente porque esté a disgusto con la ciudad, sino porque tal y como Esbirro de Esterminio repite habitualmente en su fotolog, los amigos son uno de mis principales pilares en esta vida y realmente los añoro. Realmente no es el frío, ni la lluvia, ni la noche lo que puede hacer que alguien no se encuentre a gusto aquí, si no la dificultad para entablar amistad con los foráneos y por tando la añoranza de la gente que uno deja atrás.

Todo esto no quita que no eche de menos algunas cosas del suelo escocés en una semana (no todo va a ser malo): el que no se fume en los bares, la gente disfrazada "porque sí" de fiesta (bueno, algunas van un poco de guarronas con disfraces de sexshop...pero le da vidilla), los pubs ambientados como el Dr.Jekyll & Mr. Hide o el Frankenstein, los clubs donde aunque te cobren por entrar 3 libras luego no te clavan por la bebida (en Madrid se sobran), la música en vivo todos los días de la semana y por supuesto los pequeños callejones en los que esconderte si un grupo de ingleses quiere cortarte el pescuezo por ir con kilt, y todos los pequeños cementerios dispersos por la ciudad con los 1001 motivos que fotografiar.

1 abrazo a todos, y nos vemos en breve en la tierra patria.

Graveyard 2 (and Edinburgh's castle)

Streetwalker

Whisky tonnel

1 Comments:

Blogger MaríaT said...

¡¡¡Qué fotooooooooos!!! Me encantan, transportan y dan ganas de visitar Edimburgo, jijiji.
Un besazo

14:36  

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