La madre de las cogorzas.

¿Que pasa cuando alguien va tan tajado como para dormirse en una silla de la terraza de un bar abarrotado de gente? La respuesta obvia es que se convierte en el foco del hijoputismo típico de los lugareños. Esto fue exactamente lo que sucedió el último fin de semana cuando un curcias educadamente nos preguntó si estaba libre una de nuestras sillas, cuando le dijimos que si esperábamos que cogiera la silla y se fuera pero al contrario, se sentó y se puso a comer un pincho. El pincho le duro mucho porque se durmió entre 15 y 20 minutos mientras masticaba, por supuesto nosotros nos partimos el eje, pero lo mejor aún estaba por llegar. Tras despertarse (quizás por algún berrido) le entro un ansia espeluznante de fumar, saco el cigarrillo y lo acerco a la boca pero mientras acercaba el mechero se durmió de nuevo y se le cayo el pitillo ¡Que pena dijimos! Pero todo llega en esta vida, y a un tonto borracho no es fácil de cambiarlo, y así fue, se despertó de nuevo y esta vez si que encendió el cigarro y por supuesto volvió a quedar inconsciente, lo esperado paso y el cigarro se le cayo sobre la cazadora vaquera y el fuego comenzó a hacer de las suyas, salía un ligero humillo negro la gente se descojonaba, incluso se hacían fotos con el. Pero se despertó y tal y como llegó se marchó. Desde entonces no sabemos nada de el, sirva este post y la foto para localizarlo.